Qué bueno es tener poder, estar en lo alto de la cumbre, sentirte activo, enérgico, fuerte, respetable... Pensar que tienes mandato, admiradores, que puedes con todo, que nada te frena. Sentir que el mundo y tú sois uno…
Percibir la envidia de tu alrededor, ignorar sin inconveniente las críticas. Qué grandioso poder sentirlo todo, palparlo, experimentarlo. Ordenar, disponer, decretar de forma efectiva. Espectacular. Y que de pronto un día cualquiera llegue alguien. Sensacional. Y que ese cualquiera, sin hacer ruido, alborote. Increíble. Y que tu mundo se desmorone de repente, de forma impredecible. Maravilloso. Y que seas consciente de lo que te está sucediendo y te corroa la impotencia. Magnífico. Y que se acabe el ordenar, disponer y decretar para dejar paso al obedecer, acatar y cumplir. Tremendo. Y que las críticas y la envidia empiecen a ser fruto tuyo. Perfecto. Y que cambies un "tú puedes con todo" por un ordinario "torres más altas han caído…". Sensacional. Y que tu evolución se estanque y te conformes. Extraordinario. Y que dejes de vivir, para empezar a subsistir. Supremo. Y que cambies tu grandioso, espectacular, sensacional, increíble, maravilloso, magnífico, tremendo, perfecto, extraordinario y supremo por un simple y mísero "bueno". Fantástico.
Y que toques fondo. Necesario.
Y que empieces de cero. Inexcusable. Y que poco a poco cojas confianza. Irremediable. Y que recuerdes lo que significaba resolver y mandar. Repelente. Y que empieces a alcanzar logros de nuevo. Repulsivo. Y que reconquistes el poder. Indigno. Y que nos intercambiemos los papeles. Detestable.
Y que yo me tenga que alegrar de tu victoria. Jamás.
Nos vemos la próxima vez que bajes la guardia.
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